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ESPIRITU Y ARTE |
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QUINTA DIMENSION |
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AGRESIÓN INFANTIL
Es uno de los trastornos que más invalidan a padres y maestros, junto con la desobediencia. Frente a pequeños agresivos, manipuladores o rebeldes, no saben cómo actuar o incidir en su conducta para cambiarla.
El comportamiento agresivo complica las relaciones sociales que establece el niño a lo largo de su desarrollo, dificultando su integración en cualquier ambiente.
Ciertas manifestaciones de agresividad son admisibles en una etapa de la vida, por ejemplo es normal que un bebé llore o patalee; sin embargo, esas conductas no son adecuadas en etapas posteriores.
El niño aprende a comportarse de forma agresiva porque imita a los adultos. Es lo que se llama Modelamiento. Cuando los padres castigan, mediante violencia física o verbal, se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas.
Cuando el niño está rodeado de modelos agresivos, adquiere un repertorio conductas para responder a los conflictos con quienes lo rodean.
La mayoría de los adultos enseña que la mejor forma de resolver un problema es gritando, porque gritan para decir que no griten. Son fecuentes esas contradicciones a diario.
La familia, además de los modelos y refuerzos, es responsable de la conducta agresiva por el tipo disciplina al que somete al infante. Tanto un padre poco exigente como uno que desaprueba al niño, fomentan su comportamiento agresivo.
Otra incongruencia en cuando los padres desaprueban la agresión, castigándola con violencia física o amenazante al niño. Asimismo cuando una misma conducta unas veces es castigada y otras ignorada, o bien, cuando el padre regaña al niño pero la madre no lo hace.
Cuando el padre o madre exige una disciplina en una cosa, y luego la deja de exigir. A veces a una cosa le dicen que está mal y luego en otra no.
Las relaciones deterioradas entre los padres provoca tensión y puede inducir al niño a comportarse de forma agresiva.
Para encauzar al niño agresivo es que los padres dejen de ser agresivos; luego, mantener un diálogo constante, de acercamiento, pero sólo podrá lograrse al haber paz en el hogar, y esperar con mucha calma a ver los buenos efectos.
El enojo y la agresión son normales en los niños, pero deben ser controlados y dirigidos en forma aceptable. Deben aprender a cómo balancear sus necesidades con las de otros.
Cosas que Puede Hacer
Deje que su niño sepa que los sentimientos de enojo son normales. Nunca le pegue cuando está enojado. Esto les duele y da miedo. Enseña que la violencia puede ser usada para resolver problemas.
Escuchar a los adultos gritar de enojo daña a su niño. Aprenda las cosas que le enojan, las formas de mantener la disciplina sin presionar y calmarlo cuando han sido presionado.
Deje que su niño vea cómo controla su enojo. Dígale, "estoy enojado ahora. Tengo que calmarme antes de hablar contigo sobre eso".
Acepte que está arrepentido por haberle lastimado, asustado o haber sido injusto con él. Hable sobre la situación cuando esté calmado.
Deje que su niño sepa que está bien estar enojado o lastimado, pero que no está bien expresar su enojo en formas que lastiman y que no es necesario o que no está bien estar enojado todo el tiempo.
Planifique con su niño qué puede hacer cuando esté enojado. Permítale exprese su enojo físicamente en formas no dolorosas, como correr en el patio o tirar la pelota.
Ayúdele a crear un "lugar para calmarse". Ponga en ese lugar cosas que le ayuden como música, muñecas, una manta especial, animales de peluche, papel, crayón, pinturas, plasticina.
Aliéntelo a nombrar sus sentimientos. Enséñele a decir, "no me gusta que hagas eso. Por favor deja de hacerl
o". La educación sentimental es la gran materia “escolar” que se sigue dejando pendiente en la sociedad.
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